Extensa base de creyentes
En el ámbito de la devoción católica en Venezuela, pocas figuras han logrado una mayor cantidad de seguidores, que José Gregorio Hernández Cisneros, nacido en el estado andino de Trujillo, ubicado en el límite noroccidental del país caribeño; el cual es conocido por su profunda vocación religiosa y empatía hacia los más pobres y necesitados.
Muchos de sus seguidores aseguran haber sido sanados de enfermedades graves, a través de la intercesión del médico, fallecido durante el año de 1919. Sin embargo, no ha sido hasta junio de 2020, que el Vaticano ha otorgado al galeno sudamericano, la aprobación de su primer milagro; colocándolo a un paso de ser investido como beato de la iglesia.
Figura de devoción en varias religiones
Sin embargo, la devoción a Hernández es practicada a nivel internacional desde hace varias décadas, principalmente en países latinoamericanos o caribeños, pero también cuenta con una base de seguidores importante en otros países, entre los que se encuentra España. Su culto en terreno ibérico se evidencia principalmente en el área de las Islas Canarias, archipiélago éste que cuenta con raíces compartidas con la nación petrolera, desde tiempos inmemoriales. Otro factor que ha incidido en la proliferación de los creyentes del beato en territorio ibérico, ha sido la significativa inmigración de venezolanos, a causa de la crisis que padece su país de origen.
Por otra parte, la figura del galeno también ha sido venerada por creyentes de otras religiones o cultos en el ámbito de Venezuela, resaltando su presencia en los altares de la religión yoruba (o santería, como también se le conoce). A pesar de las diferencias que existen entre ambas corrientes de creencias, ambas resaltan las dotes curativas con las que cuenta el personaje.
Proceso de beatificación
Al médico se le atribuye la realización de más de 2.100 milagros en favor de sus fieles, principalmente en materia de salud física y mental, pero también en el cumplimiento de otras necesidades personales. Sin embargo, la acción que lo llevaría ser exaltado como beato, fue haber sanado a una niña venezolana, que recibió un impacto de bala en la cabeza durante 2017, la cual, según previsiones médicas podría haber sobrevivido al suceso, quedando severamente discapacitada. Sin embargo, la niña venezolana, llamada Yaxury Solórzano Ortega, no sólo sobrevivió a la herida, sino que también recuperó en su totalidad, sus condiciones físicas y mentales.
Este hecho fue elevado a la consideración de la Comisión Teológica del Vaticano, la cual, a la luz de la evidencia presentada por los médicos y representantes de otras disciplinas científicas, aprobó por unanimidad reconocer el hecho sucedido, como un milagro por intercesión del Dr. José Gregorio Hernández. El 18 de junio de 2020, el Papa Francisco, decide emitir un decreto, mediante el cual se reconoce dicho milagro por parte de la Santa Sede, sólo restando la realización de la ceremonia de beatificación, para consolidar este proceso.
Vida de José Gregorio Hernández
El también conocido por el epíteto “médico de los pobres”, nació el 26 de octubre de 1864, en el seno de una familia seglar muy devota a la tradición católica romana, la cual influyó de modo decisivo en la orientación espiritual de Hernández.
Un punto importante en su vida, lo constituyó el ingreso a la Universidad Central de Venezuela, para estudiar medicina. Durante los seis años que ocupó en la obtención del título universitario, obtuvo notas sobresalientes y tuvo que dar clases, para garantizar su manutención y la de sus hermanos menores. En 1888 obtiene el título que lo acredita como Doctor en Medicina, empezando a ejercer como médico en Caracas y en su ciudad natal.
Estudios en el extranjero
En virtud de sus méritos académicos y profesionales, es elegido por el Presidente de Venezuela, para ser enviado a cursar estudios superiores a la capital francesa de París, como parte de una iniciativa estatal, para modernizar los conocimientos en medicina de los galenos en la nación sudamericana. Una vez completados estos estudios, regresa a su país de origen y se dedica a la docencia y a la atención sanitaria de sus compatriotas.
Según relataron muchos de sus pacientes, el Dr. José Gregorio Hernández, solía exonerar del pago de la consulta médica a sus pacientes más pobres, e inclusive les obsequiaba a éstos, los medicamentos que debían consumir para la restitución de su salud, asumiendo él, los costes de su adquisición. También se reseña que prestó servicios sanitarios a grandes personalidades del siglo XIX e inicios del siglo XX, entre los que se encuentran varios presidentes venezolanos.
El médico también hizo acopio de sus habilidades y conocimientos, para atender a sus connacionales que resultaron infectados por la pandemia de Influenzavirus A H1N1, a partir de 1918 y que se cobró la vida de alrededor de 80 mil personas en Venezuela y 100 millones a escala global.
Muerte de José Gregorio Hernández
Sin embargo, su vida terrenal culminó a la edad de 54 años, al ser embestido por uno de los pocos automóviles que existían en la ciudad capital de Venezuela y luego golpear una acera con la cabeza, lo cual le produjo una fractura craneana. Inmediatamente fue trasladado a un centro de salud en el cual falleció instantes más tarde.
Muchos de sus creyentes resaltan que José Gregorio Hernández, supo amalgamar los conocimientos científicos con sus creencias espirituales, lo cual, aseguran, le asistió en la curación de sus pacientes, cuando aún se encontraba con vida; así como en la restauración de la salud de sus fieles, como médico espiritual.
Vida espiritual
Desde la perspectiva religiosa, intentó en dos oportunidades transitar por los rigores exigidos a los monjes de la Orden de San Bruno, en el templo italiano de la Cartuja de Farneta, pero motivado a sus condiciones dísicas no aptas para la realización de labores físicas extenuantes, pronto enfermó y se vio obligado a desistir ordenarse como sacerdote. No obstante, perteneció a una orden laica del catolicismo, conocida como la Orden Franciscana Seglar, durante la mayor parte de su vida.