Madrid, eterna heroína de almodóvar

Abierta al mundo, llena de vida y drama, la capital española adoptó a Pedro Almodóvar cuando abandonó su pueblo de Extremadura a la edad de 18 años. En la década de 1980, el joven director se convirtió en uno de los principales representantes de la movida, el movimiento clandestino de liberación artística y sexual que agitó la España post-franquista.

Delante de su cámara, la capital es el lugar de los placeres, y todos los excesos. Almodóvar filma sus sitios y monumentos emblemáticos: Marisa Paredes y Juan Echanove caminan por una desierta Plaza Mayor en La Fleur de mon secret; Penélope Cruz da a luz en un autobús cerca de la Puerta de Alcalá en carne y hueso.

Pedro Almodóvar también corre en barrios populares. Una de las escenas de su última película Pain and Glory, en competencia oficial en Cannes, tiene lugar en la sala del Cine Doré, un hermoso edificio modernista, construido en 1923, en el distrito de Antón Martín.

En este cine, que alberga la Cinemateca Española, el público espera en vano la conferencia de Salvador Mallo, interpretada por Antonio Banderas, quien está ocupado tomando heroína con su actor. Esta mise en abyme en forma de guiño nos recuerda que, para Almodóvar, Madrid es sinónimo de cine y que su cine es inseparable de Madrid.

El personaje principal de Pain and Glory reside en un opulento apartamento del Paseo del Pintor Rosales. Una avenida burguesa que bordea el Parque del Oeste.

Desde su ventana, observa su gran amor por la juventud, que no ve desde hace treinta años. Muy popular entre los madrileños que vienen a ver la puesta de sol, este parque, cerrado a los autos los fines de semana, alberga un antiguo templo egipcio, un funicular, un río artificial y un bunker de la guerra civil.

También es un lugar de encuentro para travestis y transexuales, muy presente en la filmografía de Pedro Almodóvar.

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