Muelas del juicio: descubre todo lo que necesitas saber para prevenir y atender esta conocida molestia

Todo el mundo hemos sufrido el más que conocido dolor de muelas del juicio, resultado natural de que empiecen a brotar. Pero, ¿cómo sabremos cuando la molestia se está complicando? Sigue leyendo para conocer todo cuanto necesitas saber.

A menudo las clínicas de odontología reciben muchas visitas de pacientes con consultas relacionadas con problemas con las muelas del juicio (también llamadas terceros molares o cordales), y es que típicamente acarrean molestias y dolores derivados de su brote, pero que también encierran ciertos riesgos y síntomas que pueden apuntar a diagnósticos más complicados.

La molestia o dolor comúnmente más extendida es, como comentamos, las naturales del crecimiento de las muelas del juicio, especialmente cuando no tienen suficiente espacio. En ese caso fuerzan su crecimiento, empujando el resto de la dentadura, lo que suele traducirse en inflamaciones que llegan a sentirse en el nervio de otro diente, y de ahí el dolor tan agudo. Esto suele ocurrir en personas ya llegadas a una edad adulta, alrededor de los 20 años pero pudiendo tardar incluso hasta edades más avanzadas.

Problemas relacionados con las muelas del juicio

Durante el proceso de brote o erupción pueden quedarse bloqueadas, lo cual termina causando mucho dolor puesto que el organismo continúa intentando favorecer el desarrollo de la muela. Esto recibe el nombre de muela impactada, lo cual hace referencia al estado de la muela respecto a la estructura ósea de la mandíbula. En otras palabras, no está saliendo recta como nuestro organismo tenía planeado.

Este problema es muy común. De hecho, la inmensa mayoría de la población adulta lo tiene. Este enquistamiento de la muela puede crear dolor incluso en garganta y oído, además de frecuentemente desarrollar inflamaciones y úlceras (aftas) en la boca y encía.

Si acudimos a nuestra clínica dental y un profesional determina que efectivamente se trata de una muela impactada lo prudente en este caso es proceder a la extracción de la misma, en pos de evitar problemas e infecciones que pueden generarse. Algunos de estos problemas pueden ser:

  • Infección de las encías. Suele comenzar infectando a la muela directamente consecutiva a la impactada pero gradualmente se irá extendiendo por el resto del perfil de la encía. A esto se le llama pericoronaritis. Una vez la muela ha sido extraída la infección termina remitiendo.
  • Caries. Al ser una zona sensible al tacto la tendencia es a hacer limpiezas incompletas intentando evitar el dolor causado por tocar la zona con el cepillo. Al ser una zona con mucha presencia bacteriana, las caries se propagan rápidamente.
  • Infección ósea. Puede escalar por todo el hueso maxilofacial y crear serias complicaciones a nuestra salud, llegando incluso a destruir partes del hueso alrededor de la muela impactada.
  • Desplazamiento de otros dientes por presión, partiendo desde el segundo molar e encadenando desplazamientos de dientes adyacentes.
  • Generación de quistes y dolores por toda la zona craneal.

Cómo evitar estas complicaciones

El principal consejo que siempre debe tenerse en consideración cuando se habla de higiene y salud bucodental es la de acudir al dentista para hacerse revisiones. Gracias a la detección de una muela que se está desplazando de su recorrido natural se podrán evitar muchas complicaciones, infecciones y molestias sin llegar a tener que pasar por períodos dolorosos.

Del mismo modo, ante los primeros signos de dolor en la zona de los terceros molares, la principal recomendación también será la de acudir al dentista para que pueda valorar los pasos a seguir. En casos de salud como éste, sucumbir ante el conocido miedo o respeto que a menudo se le tiene a las visitas al dentista nos estará haciendo flaco favor, pues las consecuencias negativas pueden ser masivas y dolorosas. Siempre será recomendable aguantar quince minutos de incomodidad que meses de molestias más serias.

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